El atentado suicida perpetrado frente a un tribunal de distrito en Islamabad, la capital de Pakistán, resultó en la muerte de al menos doce personas y dejó veintisiete heridos, según confirmó el martes el ministro del Interior, Mohsin Naqvi. Este ataque, ocurrido en el área del Kachehri, expone nuevamente la vulnerabilidad de las instituciones gubernamentales y la seguridad en la capital pakistaní.
El ministro Naqvi anunció desde el lugar de los hechos que el ataque fue un atentado suicida, confirmando la cifra de víctimas. La explosión se produjo específicamente frente al tribunal de distrito, una zona sensible que agrupa varias oficinas gubernamentales.
Testigos presenciales describieron una escena de pánico y destrucción inmediata. El abogado Rustam Malik relató el momento del impacto: «Cuando estacioné mi vehículo y entré en el complejo… escuché un fuerte estallido en la puerta». El testigo describió a los medios un «caos total» con personas corriendo, dos cuerpos cerca de la entrada y varios vehículos incendiados.
Tras el incidente, la policía y las tropas paramilitares procedieron a acordonar la zona. Esta rápida movilización buscó asegurar el perímetro de la sede judicial y el área circundante, que incluye importantes oficinas del gobierno.
