El Ministerio de Asuntos Exteriores de China denuncia que la venta de armamento constituye una grave transgresión de su política fundamental.
China ha expresado su «firme oposición» a la reciente aprobación por parte de Estados Unidos de una venta de repuestos y piezas de reparación para aeronaves militares taiwanesas, valorada en 330 millones de dólares, marcando la primera operación de este tipo tras el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca.
El Ministerio de Defensa chino ha calificado la transacción como una violación del principio de «una sola China», una interferencia en sus asuntos internos y ha trasladado una «protesta formal» a Washington. Pekín urgió a detener de inmediato esta «práctica errónea» y advirtió que adoptará «todas las medidas necesarias» para salvaguardar su soberanía territorial, mientras que Taiwán argumenta que los suministros son esenciales para reforzar su capacidad de respuesta aérea.
El portavoz del Ministerio de Defensa chino, Zhang Xiaogang, señaló el lunes que la operación vulnera el principio de «una sola China» y los comunicados conjuntos firmados por ambos países. El funcionario chino advirtió que cualquier intento de apoyar el «separatismo» taiwanés por la vía militar «solo traerá problemas» a sus promotores.
Además, Zhang instó a las autoridades de Taipéi a no «malgastar el dinero del pueblo» en la compra de armamento, sentenciando que «confiar en fuerzas externas o resistirse a la reunificación por la vía armada está condenado al fracaso». La venta, que fue aprobada por Washington la semana pasada, incluye componentes para aviones F-16, C-130 y para el caza de fabricación local IDF, según la Agencia de Cooperación para la Seguridad de la Defensa estadounidense.
Taiwán considera que estos suministros militares son vitales para fortalecer la preparación de sus fuerzas aéreas y su capacidad de respuesta ante las incursiones chinas en la llamada «zona gris». Pekín, por su parte, considera a Taiwán como una «parte inalienable» de su territorio y no ha descartado el uso de la fuerza para concretar la «reunificación» de la isla.
Desde hace más de siete décadas, Estados Unidos ha sido el principal proveedor de armas de Taipéi, lo que ha generado roces permanentes con China. El Gobierno chino ha definido a la «cuestión taiwanesa» como la «línea roja» en las relaciones bilaterales. Si bien Washington no mantiene vínculos diplomáticos formales con la isla, existe la posibilidad de que la defienda en caso de conflicto con Pekín.
El anuncio de la protesta china se produce en una semana marcada por otras fricciones regionales. En particular, la tensión ha escalado entre China y Japón, después de que la primera ministra nipona, Sanae Takaichi, sugiriera que un ataque a Taiwán podría constituir una situación que justificaría la intervención de las Fuerzas de Autodefensa de Japón. Pekín ha criticado duramente estas declaraciones, que medios oficiales chinos han descrito como «peligrosas» y contrarias al orden establecido de posguerra.
