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Armonía 10 se presenta con chalecos antibalas tras el reciente atentado sufrido por Agua Marina

Armonía 10 se presenta con chalecos antibalas tras el reciente atentado sufrido por Agua Marina


Ante el incremento de la delincuencia, la popular orquesta desafía las amenazas, optando por protección especializada para cumplir con sus presentaciones.

La noche del 11 de octubre en Chosica marcó un precedente inusual en el circuito de la cumbia peruana. Armonía 10, una de las agrupaciones más emblemáticas del país, ofreció su concierto bajo una medida inédita: sus integrantes subieron al escenario utilizando chalecos antibalas bajo sus prendas. Esta decisión fue una respuesta directa al temor latente por el incremento del crimen organizado y la reciente ola de ataques contra músicos.

La medida fue evidente para el público, que notó el volumen adicional bajo la ropa de los intérpretes. La determinación de la orquesta se produjo como consecuencia inmediata del atentado sufrido días antes por Agua Marina, donde un tiroteo interrumpió su presentación en el Círculo Militar de Chorrillos y dejó un saldo de cuatro heridos. Desde ese evento, el ambiente en los espectáculos de cumbia se ha alterado profundamente, con un temor creciente tanto entre los artistas como en el público asistente.

La gerencia y los músicos de Armonía 10 optaron por no suspender su agenda, pero sí modificaron drásticamente sus protocolos de seguridad. El uso de chalecos antibalas, junto con el refuerzo de seguridad privada y policial en el recinto, representa una respuesta concreta ante el accionar de las bandas de extorsión que han intensificado sus amenazas contra agrupaciones musicales.

El miedo en primera persona

El vocalista Giuseppe Horna relató a la prensa la profunda transformación que atraviesa la cumbia peruana a raíz de la violencia. «Nosotros ya vamos tomando las medidas preventivas para este tipo de conciertos. La empresa cuenta con chalecos antibalas, porque no sabemos qué pueda ocurrir», explicó.

Horna admitió que la inseguridad se ha convertido en una constante antes de cada presentación. «Yo tenía temor, miedo de lo que pudiera pasar. Uno no sabe si va a regresar tranquilo a casa», confesó el cantante.

La memoria de la industria aún recuerda el fallecimiento de Paul Flores, conocido como Russo, exintegrante de Armonía 10. El 16 de marzo, sujetos armados atacaron el bus de la orquesta, cobrando la vida de Flores. Aquel episodio inicial generó una alerta en el circuito de espectáculos, intensificada ahora por los recientes ataques y las advertencias de representantes de varias orquestas sobre amenazas y cartas extorsivas dirigidas a organizadores y músicos.

El ataque a Agua Marina: el punto de quiebre

El momento que marcó el quiebre de la seguridad ocurrió la noche del 8 de octubre en Lima. Durante una multitudinaria presentación en Chorrillos, Agua Marina sufrió uno de los ataques más graves a una orquesta de cumbia.

Dos hombres armados a bordo de una motocicleta irrumpieron en el lugar y abrieron fuego en la parte trasera del escenario, desatando el pánico entre los asistentes. La ráfaga de disparos dejó cuatro personas heridas: Luis Quiroga Querevalú, Manuel Quiroga Querevalú, César Moré y Willy Ruiz.

El caos se apoderó del local. Mientras la seguridad intentaba resguardar a los músicos y a los centenares de asistentes, el incidente reavivó el debate nacional sobre la seguridad en los conciertos y el avance de las mafias de extorsión. Este ataque fortaleció la decisión de Armonía 10 de adoptar medidas extraordinarias para preservar su integridad. Las imágenes de músicos en el escenario con chalecos antibalas se han instalado como un lamentable reflejo de la situación de riesgo que atraviesa el ambiente artístico en el Perú.

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